Un guerrero de la luz no cuenta solamente con sus fuerzas;
usa también la energía de su adversario.
Al iniciar el combate, todo lo que él posee es su entusiasmo
y los golpes que aprendió mientras se
entrenaba. A medida que la lucha avanza, descubre que el entusiasmo
y el entrenamiento no son suficientes
para vencer: se necesita experiencia.
Entonces él abre su corazón al Universo y pide inspiración a Dios,
de modo que cada golpe al enemigo sea
también una lección de defensa para él.
Los compañeros comentan: "¡Qué supersticioso es!, paró la lucha para rezar,
y respeta los trucos de su adversario".
El guerrero no responde a estas provocaciones.
Sabe que, sin inspiración ni experiencia, ningún
entrenamiento da resultado.
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Comenta un sabio chino sobre las estrategias del guerrero de la luz:
"Haz que tu enemigo crea que no conseguirá grandes
recompensas si se decide a atacarte; así, disminuirás su entusiasmo."
"No te avergüence retirarte provisionalmente del combate si percibes que
tu enemigo es más fuerte; lo importante no es la batalla aislada,
sino el final de la guerra."
Si eres lo suficientemente fuerte, tampoco te avergüences de fingirte débil;
esto hará que tu enemigo pierda
la prudencia y ataque antes de hora.
"En la guerra, la capacidad de sorprender al adversario es la clave de la victoria".
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